Mendoza
Mendoza
Mendoza, la capital mundial del vino y sus cerros encantadores…
La experiencia de viajar será por siempre el ejercicio más completo para nuestros cuerpos.
El cerebro y el corazón comienzan a hacerlo apenas elegís el destino, y lo terminan con vos, al final del camino, al reabrir la puerta de casa.
Y ese ejercicio lo fue siempre o por lo menos desde que la historia se cuenta, se registra y se transmite.
Imaginemos sino a Don José de San Martín, así como usted o como yo, la noche previa a salir a la ruta de regreso a la Argentina, tras liberar Perú y Chile.
Por supuesto que su viaje no fue recreativo como el que podemos estar haciendo ahora, pero el ejercicio mental y corporal, a duras penas, existió.
Imaginemos que para cruzar enormes montañas eligió una indumentaria, un calzado, un sombrero. Eligió el camino y sus acompañantes. Llevó provisiones y libertades. Pasó frío, calor y le llovió.
Imaginémoslo comiendo a destiempo e hidratándose más. Recopilando regalos y cosas dulces. Imaginémoslo en ese lugar y viajemos, que aunque usted no lo crea todavía lo tenemos.
Se llama Mendoza y si anda con ganas de ejercitarse, desafiarse y encontrarse, viaje y experimente esta provincia.
Sus rutas, las asfaltadas e incluso las transitadas por San Martín, ya son un atractivo de entrada.
Rodeadas de cerros, de pre cordillera, dan el indicio que será un viaje en el tiempo y que el tiempo será pasajero al caminarlos.
No habrá horarios más que el que hay que respetar antes de subirlos.
Sobre ellas, el cielo, que parece cerca a medida que vamos subiendo pero termina lejos cuando caemos que somos pequeñas personas habitando por un rato su suelo.
Repleto de nubes que van, vienen y a veces esconden al sol aunque este siga siempre ahí dando el calor que necesitan para la próxima lluvia o granizo que alimentará los arroyos.
Arroyos que resuenan día y noche y traen el eco de los andes que cada tanto avisa que allá arriba algo pasó. Bajan el agua que hidrata sus tierras y dan vida a la vid, su mejor souvenir.
El que encontrará en las múltiples bodegas que se reposan sobre el valle y almacenan ese vino que luego guardará en su valija para destapar en casa, con familia o amistades y sentirá al abrirlo estos buenos aires. Los de agarrar ruta y sentirse libre.
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